Emocionalia

Creo que me estoy haciendo mayor…

Creo que me estoy haciendo mayor…

Aunque es una evidencia que no necesita comprobación empírica, creo que me estoy haciendo mayor. No es cuestión de tener creencia religiosa, ni de ser partidario o no de la Iglesia, ni tan siquiera de “comulgar” con ciertas tradiciones culturales que no comenzaron ayer. Es mucho más que eso y lo veo claro, clarísimo; me estoy haciendo mayor.

Aún recuerdo la mano de mi padre apretando la mía cuando, al paso de los nazarenos se hacía un silencio cortante y a la interrupción de una risa innecesaria yo miraba a mi padre y éste me estrechaba la mano transmitiendo con ese gesto que nuestra opción de silencio y respeto era más idónea en ese momento que la tomada por el que reía fuera de lugar.

Jamás me iría a un concierto de música que no me gustara, a la interpretación teatral de una obra lejana a mi gusto o a la escucha atenta de lo que piensa una persona diametralmente opuesta a mis postulados para silbar la producción musical, murmurar constantemente para interrumpir los textos de los actores o reírme de lo expuesto por muy contrario o estúpido que me pareciera. Todo eso me parece absurdo, triste e innecesario. Por eso creo que me estoy haciendo mayor.

Nuestra libertad de expresión jamás se asentará en manifestar con nuestros actos o verbalizaciones lo absurdo, patético o trasnochado, llegado el caso, que nos parece el gusto, la necesidad, la tendencia, la tradición o la percepción de otra persona sobre una opción de vida que no vulnerando derechos, libertades, honor y sentimientos de los demás tan sólo pretende disfrutar de la vida con aquello que le hace sentir bien consigo mismo.

Yo jamás leí el Corán, ni interpreté las líneas de la Torá…y más allá de sentirme orgulloso de ello me apena no llegar a tener la suficiente fortaleza intelectual, la curiosidad o el tiempo necesario para poder hacerlo y comprender con ello a otros seres humanos en su forma de pensar, actuar o vivir sus vidas. Pero jamás, y digo jamás, mi opción sería llegar a mofarme de sus creencias, ni su forma de actuar por el hecho de no ser similares a la mía. Repito, una vez se respete la integridad física y moral de la persona que profese cada opción. Ahora sé que me estoy haciendo mayor porque veo en el respeto fuente inagotable para poder vivir con todas las personas que me rodean.

Ayer, Viernes Santo, volví a compartir con otras personas, desde hace décadas,  la posibilidad de ser costalero bajo el paso del Descendimiento de la Cruz. Hombres y, afortunadamente, cada vez más mujeres, que con motivaciones diferentes, más allá de ser creyentes o no, tendencias políticas o culturales,  aportan su presencia, su salud y su ilusión para mantener una tradición cultural, religiosa y/o civil que le da la posibilidad a mi ciudad de ofrecer la continuidad de un acto, mantenido en el tiempo por muchas otras almas ya extintas,  que nos parece bonito y que jamás tiene intención de cercenar o dañar la libertad de pensamiento o actuación de ninguna persona. Estarás conmigo, creo que me estoy haciendo mayor.

Por todo lo anterior, te pido que comprendas y hagas comprender que los recorridos procesionales son inocuos para tu dignidad, que no perpetúan nada malo que no puedas evitar desde tu libertad personal, que merecen el mismo respeto y silencio que se otorga al inicio de un evento deportivo para rememorar a una persona que ya no está. Que mi decisión de portar sobre mis hombros esas imágenes que, alguna vez escuché como “muñecos”, es limpia y serena y no hace otra cosa que aportar mi granito de arena para que la tradición se mantenga como tú puedes hacer con otras que jamás tildaré de nada aunque no las comparta. Que la fe no conoce colores, ni posiciones ontológicas, que no madruga para criticarte o liderar ninguna revolución, que no pertenece a ninguna institución más allá de tu conciencia y que jamás beberá de la disputa…

Si a estas alturas no has comprendido que tan sólo reclamo respeto en este tipo de acontecimientos o en otros que lo merezcan, aunque no los secunde, es que me estoy haciendo mayor porque no consigo expresar cuanto quiero de la manera más oportuna y necesaria posible. Te pido disculpas…

 

Ayer no te vi no te vi entre las caras de la gente y mis pasos fueron todos para ti. Ayer no necesité que mis ojos te encontraran porque te llevé en mi corazón. Hoy mis hombros tienen muescas, trazos rojos y morados, pinceladas de locura fruto de mi pasión. Estuviste sin estar, te abracé sin abrazar…sólo fue que te eché de menos como cuando me sueles faltar. TQ Vida…siempre!!!

Obra registrada a nombre de Justino Hernández en SafeCreative

 
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