Me olvidé de mí…

Me olvidé de mí, de los días de barro y bocata, de las tardes envueltas en sueños y la música tamizando el futuro de mi corazón. De los viejos sonidos de niño, los olores, las ventanas a un mundo que por entonces pesaba más que la razón.

Me olvidé de mí, de lo poco que importan la facha, las formas y el peinado que todos llevaban por obligación. Aquellos miedos absurdos a lanzarse al abismo que prometía la vida en el estribillo de alguna canción.

Me olvidé de mí, sin saber que la vida se marcha dejando desnudas las ganas de desnudarla, haciendo jirones las almas de aquellos que sin saberlo donan sus metas al más estúpido bufón.

Me olvidé de mí, de mis manos planeando el futuro, de mi pecho abriéndose al mundo dispuesto a defenderlo y defenderse abrazando aquel rumbo que tenía que llevarme a los brazos del mejor buzón.

Me olvidé de mí, de las risas envueltas en caramelo, en las aceras de cientos de suelos que mirando a los cielos me servían de puentes aéreos para ser capitán general de mi bonita nave de cartón.

Me olvidé de mí, de escribir cuanto quiero y deseo, porque bailo mis propios acordes sin hacer que los versos que adornan tu lecho dejen el brillo por hacer que mis letras recuperen mi corazón.

Me olvidé de mí, de lo poco que dura el momento, de que todo en la vida es un juego en aquello que lees, por parecerlo, será lo que quieras que sea porque sólo serás tú el dueño cuando baje el telón…

Dedicado a todas aquellas personas que se olvidaron de que la persona más importante les saluda cada mañana al otro lado del espejo…