¡Qué alegría: Pedro Romero se retira…!
Lo más cerca que llegué a estar de este Señor, montando en bici, recuerdo, fue una mañana en la que coincidimos mientras yo iniciaba una de mis salidas para cubrir expediente como globero y él, terminaba su entrenamiento, soltando las piernas. Fueron unos 400 metros durísimos…en paralelo, metiendo los riñones a tope, codo con codo, casi a 20 kms/h, comenzando a sudar y apretando los dientes mientras Pedro… terminaba su conversación telefónica. Creo que aquél día fue un duro varapalo para este Señor y ayer hizo pública su decisión de abandonar la práctica deportiva como ciclista del MTB al máximo nivel de competición. Aquellos metros junto a mí, sin duda, le marcaron para siempre…
¡Qué alegría!…Se retira, por fin.
A las desalentadas mentes reaccionarias, si las hubiere, solicito calma y levedad pues no creo que haya muchos seres humanos que, conociendo a Pedro, puedan concederle tanto respeto y admiración como el que suscribe estas líneas. No obstante, me reitero, es una alegría que este Señor se retire de la competición y a continuación expresaré mis motivos.
A sus 37 primaveras aún sigue siendo una verdadera pesadilla encontrarlo en la línea de salida de cualquier competición porque, a buen seguro, llegará a mostrarte el color de sus entrañas para que puedas soñar con terminar delante de su rueda antes de la última pedalada. Por tanto, con todo el cariño del mundo, entiendan ustedes, la marcha de Pedro generará más de un suspiro y la tranquilidad que supone saber que el filo de su mirada contenida, la serenidad fría de su carácter y la humildad real que atesora no te van a aplastar una vez más sobre dos ruedas…
Sin duda alguna, los recuerdos se agolparán en su cabeza y será difícil dilucidar cuál de tantos habría de ser, por encima de otros, digno de ser tomado como el más preciado, el elemento que guardará para siempre en el fondo de su retina y en lo más hondo del corazón. Pero sabe qué, Señor Pedro Romero, las victorias deportivas, los triunfos, las hazañas más reseñables sobre la bicicleta, creo, siempre fueron el pretexto, el cauce, la extraordinaria forma de crecer como persona, como ser humano teniéndose como rival, siempre, a usted mismo.
Por eso, digo, es un verdadero placer su retirada porque será el momento de que otros participen del honor de su experiencia, de la magia de su constancia, del sabor de la motivación que se construye desde sacrificio y disciplina diarios, y del amor que profesa por una profesión que trasciende más allá del propósito, honroso, de vivir de aquello que uno hace. Gracias por marcharse y concedernos la posibilidad de disfrutar y aprender, posiblemente y sin desmerecer a compañeros muy estimados y recordables, del mejor ciclista que hemos tenido en esta tierra poco acostumbrada a brillar con tanta luz propia.
Con la facilidad que ofrecen las redes sociales de participar de los logros ajenos, de contagiarnos y asirnos a la alegría que propician las victorias deportivas de nuestros paisanos o el regocijo que supone comentar, orgulloso, a todos tus conocidos “Yo he estado una vez junto a Pedro Romero, entré en su tienda o, quizá, me dedicó un autógrafo…” , considero, buen Señor, que va siendo hora de que suba al Olimpo la imagen de ciclista que soporta y comience, merecidamente, a lucir el estandarte que esconde como ser humano, aún mejor, mucho mejor que el ciclista que todos y todas conocen.
Coincidirá conmigo, buen hombre, en que la genética en mayor o menor medida le ha concedido parte de su laureada vida deportiva. Y no será menor confluencia la nuestra cuando demos por hecho que el corazón que ocupa parte de su pecho tiene en sus progenitores a los mayores culpables y, seguramente, a los verdaderos motores y artífices de tantos días de gloria. Por esta razón, Señor, es que brindo por su retirada, por concederles a esos padres el placer de dejar de sufrir sin dar pedales, de ponerle límite al compromiso compartido que supone depositar fe extrema en el ser humano al que diste la vida y procurarles instantes de quietud ilimitada, de silencios sin necesidad de palabra, en definitiva, de devolverles tanto, tanto…tanto.
Qué alegría, repito, que usted se retire. Que ayude a construir nuevos sueños y fortalezca los propios, que nos brinde consejos y nos inunde de coraje. Que se nos pase la hora de cerrar imbuidos en una conversación sin fecha de caducidad al amparo de su brutal y honesta sinceridad.
Que aunque ciertamente haya pasado, tal vez, más tiempo del necesario y oportuno, para volver a vernos, no sea óbice que interrumpa la maravillosa visión que me pertenece sobre su persona y, si bien ya le dije hace algún tiempo, no me importa tanto su calidad de ciclista como la impronta que nos concede como ser humano, espero y deseo que en este nuevo ciclo vital que ahora comienza tenga usted tanta ilusión y corazón como nos ha regalado hasta la fecha.
Por todo lo anterior, y deseando con todas mis fuerzas, que sean mínimas las cuestiones que confundieron a aquellas personas que decidieron llegar hasta esta línea, le ruego, Señor Pedro Romero, suba piñones, levante el pie del pedal, aproveche para beber agua porque, tal vez, sería un sueño para mí, algún día podamos volver a repetir aquella gesta, estupenda, de pedalear juntos otros 400 metros inolvidables.
Le aprecio, le respeto y le deseo todo lo mejor.
Un abrazo enorme.
Justi.
Muchas gracias a Danae Rodriguez, @Expresso y Pelob Martínez por las fotografías tomadas para este texto y, por su puesto, a Pedro Romero Ocampo por las tomadas de él.
Gracias a tu compañera desde los 14 añios ,a tu compañera del alma!!!Gracias a esas bicicletas que han sufrido contigo y disfrutado contigo,con la que has ido creciendo y formandote como buen ciclista y mejor persona. .Humildes y calladas como tú.Habeis aprendido a conoceros a entenderos y respetaros recorriendo caminos y veredas día tras día en horas interminables del frío invierno y del axfisiante verano.Habeis hecho camino y es en ese caminar donde la gente iba conociendoos, siguiéndoos y convirtiéndose en seguidores incondicionales.Gracias a toda esa gente ,que habéis formado una familia de ciclistas y seguidores a la que Pedro y familia os llevan en el corazon .Gracias, Gracias por vuestro cariño.La familia del ciclismo es grande porque vosotros lo sois.TANA
El camino siempre sigue delante de tí con nuevos retos y metas que alcanzarás como siempre has hecho. Un placer haber disfrutado con tus Triunfos. Un abrazo fuerte, Pedro.