Emocionalia

París, un cuento pequeño…

Paris, un cuento pequeño…

Cuentan que las historias más bellas son las que nacen de la improvisación y del azar que revelan los sueños. París fue un sueño cumplido por 1 + 2.


Paris, un cuento pequeño.…Aún recuerdo como si fuera ayer, me lanzaron desde lo más alto y no me dio tiempo ni a despedirme del resto de tripulantes. París me esperaba y siendo la ciudad del amor, me puse mi mejor sonrisa para aterrizar, a ser posible, de pie. No tardé demasiado en darme cuenta que aquella ciudad brilla más que cien soles. Había caído en el centro de París pudiendo esquivar la pirámide. No quisiera yo derrumbar algo tan bello y tan útil de una patada sin más.
París es belleza a raudales, una ciudad abrazada a la elegancia y el glamur de sus calles. Es un sin fin de acotaciones históricas que hablan por sí solas, yo diría que pocos lugares en el mundo son capaces de aglutinar tanta experiencia como la ciudad de la luz. La pisamos, la recorrimos, la disfrutamos con el mismo afán que un chiquillo devora un helado de fresa. Gozamos cada rincón como si no hubiera mañana pues, a decir verdad, tan sólo tuvimos 3 días para deleitarnos con tantas sorpresas, pues Disney se llevó la otra mitad. 
Tenía tiempo desde que me atrapara la curiosidad de estar de pie en los Elíseos y mirar hacia atrás, cubriendo mis espaldas con la Concordia y su puntal, un obelisco precioso que parece recordar que la cuarta dimensión egipcia comienza en su base, allí donde me pude sentar. De frente la vista se pierde hasta el Arco de Triunfo, una puerta abierta a los más grandes recuerdos de la Historia.
Paris, un cuento pequeño.Tengo muy claro que he de volver a visitar la ciudad maltratada por las balas, por la estupidez y por todos aquellos que no saben vivir en paz. Es una ciudad que te llama, te persigue y te quiere cuando vas. La Torre Eiffel, pobre señuelo metálico, antena que quisieron tirar es hoy, sin duda, el elemento emblemático más rico de todos cuantos podrás encontrar. Pues desde él se divisan los sueños de aquellos que fueron al mar para teñir de rojo las arenas y de esperanza a la humanidad. Ojalá que no volvamos a ser testigos de tanta oscuridad.
La vida brota en sus aceras, el arte viste los muros de aquella ciudad, la cultura es su base, la cultura de verdad, no la de saber y saberse sabio como el que más. Me refiero al acervo de vida, de culturas y de todo lo que hace crecer al hombre. Un sitio por el que merece la pena pasar. Cuando uno piensa en París antes de ir allí se hace mil imágenes en la cabeza, todas esas luces que dicen que hay, La Torre Eiffel, la comida, el Sena, las calles, los cafés, los croissants, el Arco del Triunfo, Louvre, Montmartre, en fin, una cantidad de cosas y lugares que desde pequeño comienzan a meterle a uno los profesores, amigos y familia, pero París es mucho más que eso y es todo eso a la vez. Pensar en París es como estar allí sin saberlo…
Se suele olvidar tan rápido en París…¡Volveré!

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Obra registrada a nombre de Justino Hernández en SafeCreative.

 
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