¡¡Cómo llegar a pensar como un niño!!…

Quizá haya lugares, instantes, pensamientos más gratificantes y honestos que aquellos que sedimentan su razón de ser en la niñez, en nuestra más preciada niñez. Tal vez sea por eso que en más ocasiones de las manifestadas solemos reivindicar la oportunidad de volver a tiempos pasados donde nuestras risas carecían de motivos sólidos, las alegrías no necesitaban pasaporte ni permiso y, ciertamente, la felicidad no necesitaba etiquetas, y sólo así pudiéramos entender cómo llegar a pensar como un niño.  

Fotografías, recuerdos físicos y psíquicos, besos, abrazos e instantáneas gravadas a fuego en el corazón sirven, de manera poco afortunada, para traer al presente emociones que, por lo general nos llevan a interpretar que la realidad actual dista mucho, y para mal, de lo que fueron aquellos maravillosos años. 

Me da la sensación de que si volviéramos al pasado para disfrutar de según qué etapas nos daríamos cuenta de la fragilidad de la memoria al constatar que también hubo entonces momentos poco afortunados, situaciones poco delicadas para nuestra persona o palabras cuyo destinatario era el equivocado. Por lo tanto, digo, tal vez sería más apropiado recapacitar y concederle al presente el verdadero valor que tiene. La autoría de nuestra felicidad real, la oportunidad de sentirnos protagonistas de nuestras vidas sin demorar más nuestros objetivos más preciados o los anhelos más buscados. 

Pasea por un parque, camina entre los niños que juegan en el patio de sus colegios, advierte el estrés que se desprende de una fiesta de cumpleaños o la ansiedad que conlleva construir una cabaña de restos encontrados para guarecerse de la lluvia en invierno. Prolonga tu curiosidad y permítete ir por la calle presenciando cómo registra y valora el ridículo una niña cuyo helado derretido cubre parte de la cara, sus manos y convierte su ropa en un cuadro abstracto…Qué envidia, verdad?

Ojalá, como siempre, que el vídeo, más allá de su escasa o nula calidad gráfica, por la que pido disculpas, nos ayude a valorar lo que realmente merece la pena en estos cuatro días en los que se nos invitó a esta maravillosa fiesta que es vivir. 

Si te gustó, por favor, suscríbete al canal, dale a la campanita y comparte con todas las personas que consideres oportunos ( papás, tíos, primos, cuñados, abuelos, amigos…vecinos) y que puedan también reflexionar como tú. 

Gracias de corazón por estar ahí y un abrazo grande!!